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Adrenocorticotropina

Embriagados aquella noche, aún nos aventuramos al nuevo deporte que veniamos practicando todo el dia, en total fueron 4 y con este 5 taxis, bueno pero en este aún falta librarla, el nuevo deporte se llama: taxi corrido y comenzó cuando mi valedor que es un poco malilla paró un Atos y me dijo -yo discuto pandilla- note una sonrisa en su rostro, no le di importancia, dije -chido la banda- y me subí, dos cuadras antes de llegar a nuestro destino le dijo al taxista -por aquí esta bien- yo me baje del asiento trasero y mi valedor hizo lo propio del lado del copiloto, hurgó un poco en sus bolsillos como si buscara el dinero y de repente me jaló y echó a correr hacia los andadores de esa colonia a la que conocemos de memoria, no me quedó más que el ir tras el, antes de doblar hacia el andador volteé para divisar la acción del taxi y este seguia prendido y barado en la esquina donde lo dejamos, me pareció lo más normal ya que el chofer no se veía apto para perseguirnos a pie ya que estaba muy pasado de peso y además no podria meterse en los andadores con el coche. Al alcanzar a mi amigo (podrán pensar: un amigo no te mete en esas broncas, pero nel yo sé que pedo con mi valedor, solo nos estamos divirtiendo) nos vimos los rostros y soltamos tremenda carcajada por lo ocurrido, en verdad no podía dejar de reir, me dolía el estómago y los músculos de mi cara, sentía la falta de aire, en parte porque venía agitadísimo. nos asentamos en el bar y jugamos una partida de ajedrez, solo nos faltaba la macoña y de pronto recordé aquel sitio donde venden, con el Jaime, -ahuevo con el Jaime-. El segundo taxista taimado por las ocurrencias de mi carnal  fue aquel joven de más o menos 18 años que creyó que nos hacia un paro porque no iva para el barrio donde fuimos a conectar, al llegar al punto: -¿cuanto le debemos?- -18 pesos- -saca-. Buscamos en nuestros bolsillos y de repente al bajarnos y contar algunos pesos que traíamos: - 12, 15, 17, 18, ahí está- y de pronto que comenzamos a correr por toda la avenida pero a la dirección contraria y el chavo quizo ir a corretearnos pero en seguida vió que ya íbamos tendidos y pues ya despues nos metimos entre las calles. Consumada la fechoría no podiamos parar de reír. Al comprar un treintón nuestros pensamientos sabían cual era el siguiente paso. Esta vez el conductor era un felón, se veía felonsisimo, un chavalo de unos 24 años con una rajada en el cachete, facha de cholo, escuchando reegaeton a todo volumen y además apenas subimos ya iba bien tendido -¿para donde?- -no, pues aquí derecho compa hasta el Tec- -¿la escuela o el metro?- mi valedor me miró y supimos que no iba a estar fácil, y ni pensar en bajarnos porque ya habiamos rrecorrido un buen tramo, o tal vez si nos hubieramos podido bajar y esperar otro menos malandrin para malandriniarlo pero en parte también la escena no era nada desagradable porque la adrenalína se derramaba por la adrenocorticotropina y entonces solo era cuestión de aguantar la recia,  mucho menos pensar en pagarle porque ya no teníamos ni un peso, -no, sabes que banda, que mejor vete por aquí atras y agarras para como si fueras a la R1- me volvió a mirar y dijo -voy a pasar con mi tia por un cambio- dos calles antes de llegar a la avenida -aquí estacionate, voy a bajar para pasar por un dinero- el taxista se orilló y mi amigo me dijo -vas dame chance- , es decir que lo dejara bajarse del lado de la banqueta y pues yo accionando como cualquier otra función motriz cotidiana abrí la puerta y el taxista dijo -bajate de este lado- pero para entonces yo ya tenía un pie afuera -aquí ya esta carnal, no me tardo-, y al momento de bajarse el, despues de mí, émprendímos la carrera haciá unos baldíos donde solemos ir a quemar y entonces corrimos sin voltear como 30 metros hasta que yo voltee y ví que ese cabron venía tras de nosotros con la llave de cruz en una mano, y entonces le eche tanto los kilos corriendo que revasé a mi compa que también iba tendido, y pues lo dejamos atras justo pasando una gasolinera de donde iba saliendo una pipa grande y pasamos antes que saliera y obstruyera la banqueta y parte de la avenida, entonces fue el momento justo y necesario para desviar el rumbo hacia una secundaria donde estában saliendo todos los chavales y entre padres de familia, puestos de frituras y hasta una patrulla aparcada seguimos corriendo hasta el otro extremo de la calle para dar vuelta y meternos en un mercado donde ya estában cerrando y justo detras de los baños hay una abertura que dá al campo de futbol, pues por allí escapamos y justo nos escondimos, no podia seguir corriendo más y casi desfallezco por esa carrera que me soltó una tensión barbara y toda la alegría se posó en mí, estábamos ligeros y de nueva cuenta no paramos de reir. Nos esperamos en unas gradas olvidadas, divisando si no venía aquel guey para madrearnos ponchamos un gallo bastante prominente y seductor, cana de biblia, saliva de cerveza, la trola sin gas milagrosamente encendió y fumamos sin hablar, unos tanques bien aguantados y cámara ya estábamos listos para regresar al bar donde esperábamos toparnos a la banda. al salir a la avenida, ví un taxi parecido al del malandrin, pero no se paró y tampoco le dimos mucha importancia, paramos un chevy, nos subimos atras, el conductor se veía de unos treinta y cinco -aquí al Tec- -¿la escuela o el metro?- -el metro- -sale, ¿vienen de la pachanga jovenes?- - huy si apenas vamos- -que bueno que se diviertan, siempre con moderación, yo tengo unos hijos así como de su edad que también se la pasan de fiesta en fiesta y pues yo les digo que es bueno que se distraigan, que salgan, pero eso si todo en un ambiente sano, porque no hay nada mejor, sin vicios es mejor-. Esta vez no me sentía tan agil para pegar otra carrera como la de hace unos minutos, estába cansadísimo y lo único que quería era llegar con la banda, al bajarnos y nuevamente hacer el cuento de que contábamos unas monedas echamos a correr como desenfrenados hasta llegar nuevamente a los andadores donde habiamos comenzado a escapar de los ruleteros, y pues como ya mencioné para perseguirnos tendriá que hacerlo a pié y este tampoco se bajó. Al entrar al bar noté rostros conocidos, era la pandilla y ya se veía alterada, me dirigí hacia la carpeta de discos y pedí unas cuantas rolas, entre alcohol, juego y platica llegó la medianoche, así "el Coño" tuvo una razón para acercarse a nuestra mesa y decirnos -se acabó muchachos, ya voy acerrar, se acaban esas y ya estuvo-. Ya afuera decidimos tomar el último taxi corrido del día, uno más pues ya que. ahora, aparte de mi compa y yo, iba una amiga la cual no sabía que correriamos al bajarnos, paramos un vochito y mi compa subió adelante, yo atras con ella, el taxista era un Don de unos 40, -agarras el periferico todo derecho por favor- -son veinte pesos más de lo que marque, por la hora- -ah, si esta bien, no hay cuidado- -orale pues-, pasados 10 minutos le comuniqué el plan a la amiga en voz baja y muy cerca del oido y sobresaltó un poco por la acción y de repente sentí que el chofer también me habia escuchado y entonces mi valedor que le dice -por aquí esta bien, en el puente-, ella se bajó primero y echo a andar por el puente que cruzaba el canal y yo fuí tras ella, despues volteamos a ver que sucedia y mi compa ya venía bien tranquilo caminando hacia nuestra dirección y atras seguía parado el taxi, comprendí y me eche a reir y es que para que nos siguiera pues tendría que dejar ahí su taxi y pues "en esa zona ni esta chaca", y para perseguirnos en el taxi tendria que darle toda la vuelta al canal. cinco días despues mi carnal me contó que le habían pegado con el frente de un vochito por atras mientras este iba deslizandose sobre los patines allí por su barrio y que se fue para atras y se pego en la espalda con la parte frontal del vocho y luego cayó al suelo (lo que paso también es que el coche solo lo dio un llegue justo para solo derribarlo, ya que no iba a gran velocidad), cuando se paro y quiso ir a reclamarle "que pedo por que me pegaste puto", el carro ya había dado vuelta y se fue, entonces solo pudo notar que era un taxi.

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